31/7/11

Y en ese momento lo ves, y lo miras, y pasas cerca y te roza con el brazo, y nadie más lo ve, pero tu carne está de gallina y estás a punto de sonreír como una verdadera gilipollas. Pero al pasar y reconocer su olor te vuelves loca del todo, y al darte la vuelta para decir algo sólo se te ocurre un “encantado de haber coincidido contigo en esta vida”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario